Un típico día
de domingo tú estabas plasmado a mi lado y una brisa fría me despierta, abro mis
ojos y siento tu cálido cuerpo rozando el mío y mi alma se llena de felicidad
por que se que hay una persona que está a mi lado que me ama. Voy y recojo el periódico
como de costumbre y las noticias desastrosas eran la orden del día. Siguiendo
con mi jornada voy a la cocina y me hago un rico café con mucha azúcar (como me
gusta a mí), siento una respiración y volteé y era la escultura más hermosa que
Dios había creado, con sus penetrantes ojos azules me desvestía y con su boca
me besaba hasta el alma. Salgo afuera al balcón y me siento en la hamaca a
mirar a mi mejor amigo el viento, llegaba de un largo viaje, y me senté a escucharlo.
Mientras lo escuchaba el rodea mi cuerpo con sus brazos fuertes y me dice ¨Te
amo¨ lo miro a sus profundos ojos y cuando estaba a punto de llegar al destino
de sus labios me despierto a la realidad con mis pupilas inundadas de decepción
porque dentro de mí se que jamás tendré un amor así.
No hay comentarios:
Publicar un comentario