domingo, 3 de mayo de 2015

Un viaje

Caminando por la orilla de la inmensidad azul me siento y los recuerdos chocan contra mi mente y mis pupilas se inundan. El viento me arropa con su olor salado y su frío consolador. El Sol se despide y todo se oscurece, me recuesto en la arena mirando las olas jugar con el viento. La Luna me mira con sus ojos llenos de pena , ya el viento no se siente pero el frió inunda mi piel. Mis dientes castañean y mis labios se vuelven color morados. Trato de pararme pero mis tallos no soportan mi peso. Siento mi boca seca, ya mi vista se nubla. Ya mis latidos están débiles, mi tacto ya no siente, mis pensamientos se borraron. Pero veo a esa figura celestial que me tiende la mano y la sujeto, sus manos son cálidas como día de verano, su pelo es color cobrizo, en sus ojos puedo ver el universo color aceituna. Miro hacia abajo pero me veo a la orilla del mar con un tono pálido, sin luz. La miro y ella señala un camino, la sigo. Mientras camino me siento que me elevo, y cuando veo hacia atrás ya todo se había ido. La sensación de calma me abraza, porque sé que estoy en un lugar seguro e infinito.